Parte 3.

   Debido a la noticia prácticamente inesperada la niña no supo que hacer, lo notificó a su amado, al padre de su futuro hijo/a.
   Pasaron los meses y la niña ya tenía el nombre para su niño, lo habían elegido entre los dos.
   Una noche se dio cuanta de que se lo tenía que contar a sus padres, lo tenía que hacer.
   Por lo cual escribió en una hoja en blanco y con lapicera amarilla (Ya que computadora no usaba)
   "Mis amados padres, hay algo que les he ocultado, que no les he dicho...
   Ya pasaron 7 meses, y no pude abrir mi boca o animarme a escribir. Lo que quiero decirles es que estoy embarazada, y perdónenme por tardar tanto en decirles, es que, no pude.
   Espero su respuesta.
   Los amo."
   Allá, en Salta, los padres recibieron con asombro la carta, pero quedaron estupefactos al leer el contenido, quedaron sin palabras y ninguno podía creer que iban a ser abuelos.
   En una semana la niña recibió la carta de sus padres pero hubo algo que le pareció extraño, la carta estaba escrita por el padre y no por la madre como siempre lo hacía...
   "Amada hija, hoy como verás esta carta la escribo yo, ya que tu madre se ha ido a comprar cosas para nuestro futuro nieto, tu futuro hijo. Así, van a poder quedarse unos cuántos días.
   Fue asombroso lo que sentí, no se tu madre, pero me sentí feliz y alegre por vos. Fue como si me abrieran el pecho y me hubieran llenado de mariposas, leyendo esa hermosa noticia. Te lo juro, te lo juro hija mía que llore.
   Saludos a mi afortunado yerno y a usted linda niña.
   Los amamos"
   Ni bien termina la niña de leer la carta, su bebé pateo ligeramente su panzita y fue entonces que se dio cuenta de lo que estaba viviendo ¡y con quién! No lo podía creer, aunque... tenía sus dudas pero prefirió no pensar en ello, lo único que hizo fue ir a su cuarto, abrazar a su amano y llorar, llorar de felicidad.
   Sus lágrimas no transmitían tristeza, si no que transmitían alegría y armonía, tan simple y sencillo.


Burja

No hay comentarios:

Publicar un comentario